DISEÑO ARQUITECTÓNICO TEMPLO BELCEBÚ/DIABLO

Al ingresar, el visitante atraviesa un umbral marcado por una fachada sobria, donde un símbolo central anticipa el carácter simbólico del interior. La recepción, ubicada inmediatamente después, funciona como filtro y espacio de bienvenida, rodeada por jardineras que introducen un lenguaje natural contenido.

El corazón del templo es un salón ceremonial de planta rectangular, con bancas alineadas simétricamente hacia un altar elevado. El suelo de madera clara contrasta con el potente símbolo del pentagrama invertido que domina el centro del recinto, convirtiéndose en un elemento visual y ritual de fuerte carga simbólica. La disposición del mobiliario garantiza la orientación directa de los fieles hacia el altar, estableciendo un vínculo visual y espiritual con el punto focal del espacio.

El altar se sitúa sobre una plataforma angular, enmarcado por cortinas rojas y figuras laterales que refuerzan el carácter escénico del templo. Una cruz invertida, colocada sobre el altar, resalta la identidad contracultural del espacio, mientras que la iluminación y materiales elegidos contribuyen a un ambiente de recogimiento y dramatismo.

A los costados del templo se distribuyen espacios de reunión más íntimos; como cámaras esotéricas o sala de rituales. En uno de los extremos, un vestidor con túnicas colgadas sugiere la existencia de roles ceremoniales diferenciados, aportando estructura al desarrollo litúrgico.

Destaca también un jardín lateral semicircular al aire libre, donde una escultura central con funciones simbólicas destinadas a realizar acciones de fogata, se acompaña de vegetación ordenada y un recorrido introspectivo. Este espacio exterior complementa la experiencia espiritual, brindando un momento de pausa y contemplación.

La propuesta arquitectónica conjuga funcionalidad y simbolismo, construyendo un entorno donde cada elemento, forma y recorrido refuerza la identidad del culto y el sentido del rito. Es un templo que trasciende lo meramente físico, convirtiéndose en un escenario de transición, introspección y expresión espiritual.